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Nada te turbe

domingo, 7 de junio de 2015

Sanación de nuestro linaje Femenino. Las mujeres de mi casa.


“La salud de la mujer es el terreno sobre el que crece toda la humanidad. Mejorar la salud de una mujer fertiliza y aprovisiona el terreno para todos, hombres, mujeres, niños, animales, plantas y el propio planeta. El vínculo madre- hija, en toda su belleza, dolor y complejidad, forma el cimiento mismo del estado de salud de una mujer. Esta relación primordial deja su huella en todas y cada una de nuestras células para toda la vida”
Las mujeres, como los hombres, nos creamos en el útero de nuestra madre. Bebemos sus emociones, sentimos todo aquello que acontece en su cuerpo, mente y espíritu. Es nuestro universo durante nueve lunas y constituye nuestra esencial referencia de la vida humana. En el caso de las mujeres, nuestros úteros son creados en el útero de nuestra madre y en él se imprimirán sus emociones básicas acerca de la feminidad. Así, en su útero, se albergan también aquellas de nuestra abuela y, si seguimos esta espiral, caeremos en la cuenta de que en este útero de creación y recreación, nuestro Templo Sagrado (útero), está construido sobre los pilares de todas las mujeres de nuestro linaje matrilineal.
El legado de todas estas mujeres hasta nosotras (o hasta nuestras hijas) está impreso en nuestro cuerpo, en concreto en nuestros genitales, nuestros órganos sexuales, nuestros senos y nuestro abdomen. Tener conciencia de esto nos ayuda a entender el porqué de tantos dolores “inexplicables”, de tanta ira contenida y de tantas lágrimas sordas anudadas en nuestra garganta.
Las mujeres de nuestra casa sufrieron miles de abusos, desde la imagen de pecadora que tuvieron que aceptar “gracias a” la Iglesia Católica hasta la reclusión “recomendada” en los fogones. Nuestras ancestras fueron niñas, fueron mujeres, fueron hijas, fueron madres como hoy lo somos nosotras.
     Sus miedos y sus contentos eran similares a los nuestros. Ellas tuvieron sus sueños cumplidos y sus sueños frustrados. Fueron algo más que cuidadoras, aunque ahora apenas lo recordemos. Tuvieron inquietudes y necesidades de brillar como las que hoy sólo confesamos ante el espejo o una mano amiga.
Leyendo el libro de Madres e Hijas de la Dra. Northrup pude poner palabras a lo que tantas veces había sentido hacía mi madre y hacia mi abuela.
     Esa necesidad de verlas como mujeres, sin el lazo específico de la sangre familiar sino con el lazo universal que nos une a las mujeres en manada. Llorando encontré que en el seno de mi madre residía una mujer llena de poder. Una mujer a la que podía admirar. El reflejo de la Diosa, que tantas veces ilustré con dibujos prestados, estaba ahí y era real. Todos estos años la buscaba y hasta que no bajé la espada del reproche y abracé nuestras sombras no pude ver el verdadero rostro de la mujer en la que me crié y acuné.
Mi madre también es hija, como lo es mi abuela y todas mis ancestras. Todas tenemos en común nuestra Fuente de Origen y sólo cuando pude llegar hasta ella entendí los misterios más inciertos y oscuros de mi. Comprendí que muchos no eran míos, supe que tantos otros no eran de mi madre y así fui deshilando la manta de los recuerdos, hasta llegar a Ellas.
     Las mujeres del pasado se manifiestan en nosotras a través de los pálpitos de nuestro útero.
Esta Sagrada Vasija contiene las aguas de todas las emociones, suyas y nuestras. Hemos de sentirla sin miedo para poder elegir qué es lo que queremos quedarnos y qué queremos desechar. Ellas nos acompañan desde la luz si así se lo pedimos. Simplemente hemos de nombrarlas con solemnidad, con el corazón y los brazos abiertos pidiendo su presencia y ayuda. Reconociendo el linaje de sangre lunar.
     Os invito a invocarlas. Así lo hago yo desde las profundidades de mi Ser:
      En este caminar soy Erika, hija de Ana Rosa, hija de Lucila, hija de Eleuteria, hija de Pascuala, hija y nieta de las mujeres valientes que me precedieron.
     A vosotras, abuelas, os invoco desde el Amor, buscando la Sabiduría que reside en vuestro legado.
Con estas palabras reconozco su labor aún perenne en esta Tierra, pues ellas viven en mi sangre. Porque decido honrarlas, las nombro. Porque decido liberarme de aquello que no quiero, las nombro. Ellas son la fuerza que impulsa cada una de mis acciones. Ellas son la Savia de mi cuerpo.
      De todas y cada una, una sonrisa y cientos de lágrimas recorriendo mi cara. De todas y cada una, el regazo acogedor. De todas y cada una de las mujeres de mi casa llevo la luz y la sombra.     
     Son cientos y a todas ellas muestro mi veneración, porque del linaje de mis mujeres vine a este cuerpo, a esta familia en concreto. Como hija y nieta de tantas, decido caminar hacia las profundidades de sus úteros para encontrar el origen de la angustia y ponerle fin.
Siento que no estamos completas hasta el día en que tomamos aire y nos aventuramos a bucear en las profundidades de nuestro linaje femenino. El momento en el que nos reconocemos únicas es el momento en el que honramos aquello de lo que formamos parte. Sólo cuando pude sentirme cómoda y reconfortada en los brazos de mi madre, pude dar el paso hacia mi propio universo. Hasta entonces había sido una niña perdida, buscando la aprobación de una mujer que no sabía si amar u odiar. Fuera como fuera nunca tuve elección, sabía que hiciera lo que hiciera, siempre la amaría. Pese a todo lo que me dolía reconocerlo, era cierto.
     Mi universo fue esa mujer y como nuestra Madre Tierra, por mucho que trates de ignorarla ella siempre te sostiene.
     Quizás no es como esperas, pero Ella es el mundo que necesitas para aprender lo que has de aprender. Cuando comienzas a amar tus tifones, cuando entiendes tus cataratas, llegas a encontrarla hermosa. La miras y te reconoces en ella. Entonces sabes que sois Una, tal y como fuisteis hace años.
Hemos de aventurarnos a recorrer este laberinto mágico que nos conduce a la Fuente. Nuestro primer pasadizo es nuestro cuerpo y de ahí se abren las puertas hacia las mujeres de nuestra casa. Pasamos a través de nuestro útero al útero materno y de allí al útero de nuestras ancestras.
     De una a otra tomamos conciencia de quiénes somos en realidad. Cada una descubrimos nuestros misterios y os aseguro, hermanas, que todos son bellos, sea cual sea su forma.
       Para avanzar, no sólo hemos de comprender, sino también honrar nuestro origen. Gracias a Ellas palpitamos. Sólo Nosotras podemos elegir cómo.

Erika Irusta Rodríguez
Mujer, hija, doula, pedagoga especializada en energía femenina y sanación de Lo Sagrado Femenino
http://www.elcaminorubi.com

viernes, 17 de abril de 2015

RESPIRAR CON CONCIENCIA




Es un hecho que todos los seres humanos que hay en esta Tierra, en este preciso momento, estamos respirando, es un hecho que has respirado desde el primer instante que saliste del vientre de tu mamá… pero…¿cuántas veces te has dado cuenta de que respiras? ¿conoces cómo es tu tipo, ritmo y profundidad de respiración? ¿sabes usar tu respiración a tu favor? ¿te das cuenta cuándo la aceleras y cuándo la relajas? Todo esto, sería respirar con conciencia.
¿Qué es respirar con conciencia?
  • Es darte cuenta de que estás respirando en el momento que estás respirando.
  • Es ponerle atención a las sensaciones que involucra todo tu acto de respirar, desde que el aire entre por tu nariz hasta que vuelve a salir.
  • Es conocer tu proceso de respiración y aprender a modularlo.
  • Es descubrir fenómenos interesantes de tu respiración cada vez que le pones atención.
Es ser consciente de que estás vivo, respirando en este momento
¿Por qué respirar con conciencia te relaja?
Porque te ubica en el momento presente, pues es en este momento en el que estás respirando.  Lo que acompaña constantemente al presente es tu respiración y el latido de tu corazón, y ambos están directamente relacionados y conectados.  Entonces, cuando te conectas con tu respiración, te conectas con tu corazón y te conectas con el presente, con tu vida, con este instante en el que estás a salvo.
En este momento tu mente se tranquiliza, pues deja de estar tan activa y realmente descansa, dejándote inmediatamente más relajado y tranquilo que antes.
Cuando te asustas, dejas de respirar
Imagina que te asustas en este momento, lo primero que haces es bloquear tu respiración por un segundo, para bombear fuertemente sangre a todo tu cuerpo y ya luego empiezas a respirar más rápido.  Ahora imagínate tu en tu estrés cotidiano, dejando de respirar cada vez que se te presenta el jefe, que te enojas con tu pareja, que tus papas te dicen lo que no quieres que te digan… en fin, cualquier cosa que te haga enojar o ponerte a la defensiva, vas a alterar tu respiración.
Por eso, a la larga de vivir situaciones como estas, de un día para el otro, sientes que no puedes respirar, pues claro, llevas mucho tiempo dejando de hacerlo como sería lo ideal: profundo, tranquilo y con conciencia.
¿Cuántas veces al día te das cuenta que estás respirando?
Seguramente nada más te has dado cuenta de las veces que te cuesta respirar, ahí si que le pones atención a tu respiración.  Pero… ¿y cuando respiras tranquilo?
Es importante que durante el día, hagas altos y pongas atención a tu respiración, no tienes que hacerla mas profunda, no tienes que cambiarla, simplemente cierra tus ojos y siente tu respiración.

lunes, 13 de abril de 2015

EL AMOR SEGÚN OSHO

El amor no es una relación
El amor no es una relación. El amor es un estado; no tiene nada que ver con nadie más. Uno no se enamora, uno es amor. Por supuesto, si eres amor estás enamorado, pero ése es el resultado, la consecuencia, pero no el origen. El origen es que eres amor.
¿Quién puede ser amor? Evidentemente, si no eres consciente de quién eres, no podrás ser amor. Serás miedo. El miedo es exactamente lo contrario del amor. Recuerda que el odio no es lo contrario del amor, como la gente piensa. El odio es amor al revés, no es lo contrario del amor. Lo contrario del amor realmente es el miedo. Con el amor te expandes, con el miedo te encoges. Con el miedo te cierras, con el amor te abres. Con el miedo dudas, con el amor confías. Con el miedo te quedas en soledad. Con el amor desapareces; se desvanece la cuestión de la soledad. Si no existes, ¿cómo te puedes sentir solo? Entonces, estos árboles, los pájaros, las nubes, el sol y las estrellas están dentro de ti. El amor es cuando conoces tu cielo interno.
Los niños no tienen miedo; los niños nacen sin miedo. Si la sociedad puede ayudarles y apoyarles para que permanezcan sin miedo, si les ayuda a subirse a los árboles y a las montañas, y a nadar en el mar y los ríos —si la sociedad puede ayudarles con todos sus medios a ser aventureros, aventureros de lo desconocido, y si la sociedad puede provocar una búsqueda en vez de darles creencias muertas entonces, los niños se volverán grandes amantes, amantes de la vida. Ésta es la verdadera religión. No hay mayor religión que el amor.
Medita, baila, canta y profundiza más en ti mismo. Escucha a los pájaros más atentamente. Mira las flores con asombro, con admiración. No te vuelvas erudito, no etiquetes las cosas. Eso es la erudición, el maravilloso arte de etiquetarlo todo, catalogarlo todo. Conoce gente, mézclate con la gente, con toda la gente que puedas, porque cada persona expresa una faceta de Dios distinta. Aprende de las personas. No tengas miedo, la existencia no es tu enemigo. La existencia te cuida, la existencia está dispuesta a apoyarte de todas las formas posibles. Confía y empezarás a sentir un considerable aumento de energía. Esa energía es amor. Esa energía quiere bendecir a toda la existencia, porque cuando estás en esa energía te sientes bendecido. Y cuando uno se siente bendecido, ¿qué otra cosa puede hacer sino bendecir a toda la existencia?
El amor es un profundo deseo de bendecir a toda la existencia.
OSHO

Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la Tierra es tan cortoque sufrir ...es una pérdida de tiempo. SOMOS HIJOS DEL AMOR, por lo tanto nacemos para la felicidad -fuera de la felicidad son todos pretextos- y debemos ser felices también por nuestros hijos,porque no hay nada mejor que recordar padres felices.